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Resumen del Libro:
Los estudiosos de la lengua –en nuestro caso la castellana– no cesan de repetir que hay dos básicas formas expresivas, inmunes al tiempo: la prosa y el verso. Todo lo que se escribe ha transitado y transita por esos dos caminos. Naturalmente, para que dichas formas expresivas mantuvieran una identificación apropiada fue ineludible que perviviesen bajo esquemas definidos. A la prosa le toca ser la más libre, dentro de las reglas generales del idioma, el simple encadenamiento de oraciones, el simple llenado de los espacios físicos en donde se desenvuelve, sin métricas, sin ritmos específicos ni aliteraciones, le dan la entidad. El verso, al contrario, es el más esclavo, los convencionalismos que su ejercicio fijó a lo largo del tiempo se suman a un concepto musical de la misma larga data. Responde a criterios sutiles: el rigor, la síntesis, la armonía, la expresividad, la hondura. El solo hecho de enumerar esos requisitos pone en claro, a la vez, la dificultad para inventariarlos a todos. Y es el acto de escribir el que, en definitiva, muestra cuánto o cuán poco se logra al respecto.Carlos Morán eligió, en la mayoría de las páginas de este libro, la menos fácil de las herramientas del decir. Tal vez eso no deba sorprendernos, ya que se trata de un texto-confesión, un haz de palabras donde titilan soliloquios reveladores de su interior. La prosa únicamente surge en los campos de algunas nostalgias hacia el final del volumen, el tono predominante recién ahí le deja lugar. El verso es el camarada fiel, el respetuoso amigo de voz secreteadora, al que se le ha legado –con plena confianza– la labor de transmitir lo demás. Y lo demás es el cuerpo filosófico y cronológico en torno del cual giran las altas noches y las madrugadas sensitivas del autor.Juan José Oppizzi
Formatos Disponibles: PDF / EPUB
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